Roni es una de las personas que
sufrieron las terribles consecuencias del Tsunami de 2004, el maremoto que
asoló hace ya 10 años el sudeste asiático con una fuerza y agresividad sin
precedentes. En la región indonesia de Banda Aceh, al norte de la isla de Sumatra)
fueron cientos de miles las familias que perdieron a parte o a la totalidad de
su red social y por supuesto sus viviendas y medios de vida.
Roni tenía sólo 17 años cuando las olas le
pillaron por sorpresa en los alrededores de su casa. Pudo salvar la vida porque
alguien le alentó a correr hacia la montaña y se refugió en una zona elevada
hasta que el mar volvió a descender pasadas unas horas. Pero perdió a sus
padres, y todo en kilómetros a la redonda había quedado reducido a escombros.
Una de las ONG que acudieron a la zona a
socorrer a las víctimas le construyeron de nuevo su casa, una vivienda de unos 40 metros cuadrados ,
con una estructura y cimientos fuertes,
paredes y tejado de construcción y en definitiva un lugar seguro en el que
poder continuar su vida. Durante los primeros años tras la tragedia Roni dejó
Banda Aceh para vivir junto a sus abuelos en otra localidad. El pánico se
apoderaba de él y era incapaz de superar el trauma de haber perdido a sus
padres de esa manera. En esta zona se han sentido terremotos y tormentas antes,
pero el maremoto de 2004 fue algo excepcional, nunca visto, que no dejó
indiferente a nadie por sus consecuencias catastróficas.
Hace dos meses Roni contrajo
matrimonio y esta semana está trabajando duramente junto a algunos familiares
en la limpieza de su parcela, la misma donde se encontraba su antigua casa y
construyeron la nueva, para asentarse allí lo antes posible y formar una
familia. Recuerda con dolor aquellos días de descontrol, pánico y desastre pero
asegura que ya ha superado el trauma, considera que allí va a estar seguro y
que es donde debe vivir. Ya no tiene miedo.
Durante este tiempo se ha
implementado todo un sistema de alerta temprana de tsunamis, hay señalizaciones
en las calles principales indicando hacia donde escapar, y la mayoría de
edificios son más resistentes y fuertes. Además la mejora en las herramientas
de comunicación en Indonesia ha sido aplastante, por lo que otro posible
tsunami tendría hoy un efecto muchísimo menor en la población.
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